Ante el virus, sofisticación

Mi gripe A es presunta, pero la fiebre, la tos y el malestar son completamente reales.
Así que aquí estoy, postrada en el lecho del dolor, viendo una vez más El diario de Bridget Jones y terminando de leer A la caza del amor. Uf, Bridget Jones y A la caza del amor. Esto suena un poco desesperado, ¿no? Pues que sepas, querido esposible, que Nancy Mitford, la autora de la novela, es una aristócrata inglesa de principios de siglo (XX) tan aguda como entretenida. En A la caza del amor se pueden leer cosas tan deliciosas como esta. La dice el más esposible de todos los esposibles de la novela, (y el único que no se casa con la protagonista):

-Ma chère, intenta no ser tan de clase media, no te pega nada. No hay tiempo para que te cambies de ropa, pero espera... -Entró en el dormitorio y volvió a salir con un abrigo largo de piel de marta, uno de sus regalos de Navidad. Le quitó el abrigo de visón, lo enrolló, lo arrojó a la papelera y le colocó el otro en el brazo en su lugar.

Por su parte, Bridget Jones suelta a su pretendiente, en un momento digno de Lisa Simpson:

-¡¡Todavía busco algo más extraordinario!!

Y yo también. Así que...
Ordinarios abstenerse.

También -a ver si vamos a liarla- abstenerse snobs, lechuguinos, gays no confesos, petrimetres, intensos enrevesados, Jaime de Marichalar y aquellos tan finolis, tan finolis, que no puedan oír un pedo, asunto que bien puede merecer toda una entrada... Sigan atentos a sus pantallas.