viernes, 5 de noviembre de 2010
Altura
Está bien, lo confieso. He reabierto este blog solo para fardar. Me voy al Himalaya dentro de unas semanas. Esto debería atraer hacia mí a varios codiciados sectores de esposibles, a saber:
-amantes de la montaña,
-fabricantes de gore-tex,
-sufridos andarines,
-callistas,
-corredores de maratones,
-fans de músculos de-los-de-verdad (los míos), y no de los de gimnasio y anabolizante,
-hombres espirituales y solidarios (si estás en la intersección de este sector con el anterior, mejor que mejor) ,
-viajeros-viajeros, y no turistillas,
-serenos budistas...
Pero si algo debo gritar en este momento, en sentido literal y figurado, es...
¡¡Hombres sin miedo a las alturas a mí!!
domingo, 24 de octubre de 2010
Renovarse o morir
El Gobierno se renueva y bloguerabuscaesposo también, y con intenciones parecidas, a saber: tomar impulso, comunicar mejor y finalmente... ¡resultar elegida!
¿Y en qué medidas concretas se traduce esto? En más y mejores entradas, en nuevas y convincentes declaraciones de autobombo, en ampliación de esposibles (¡y de abstenerse!, que aquí no se rebajan exigencias) y en una política activa de publicidad. Vamos, que ando decidida a multiplicar el tráfico de este blog, aunque no es cantidad lo que aquí se busca sino calidad. Me da igual que haya un solo visitante mientras ese visitante seas tú, y tú seas the one.
Aquí te espero. Y sin barba.
lunes, 22 de febrero de 2010
Cierre inminente
Ahora, a esa misma plaza, ha llegado un imponente turista accidental: El pensador, de Rodin.
Hoy, en mi ya habitual paseo entre el juzgado y el altar, me lo he quedado mirando y me he puesto a pensar. (Es lo que tiene mirar a El pensador, que uno acaba pensando. No quiero ni imaginar cómo acaban los que van a Khajuraho.)
Y pensando, pensando, ¿y lo bien que estoy yo así? Esto de buscar esposo... ¿qué necesidad? ¿Qué necesidad de seguir alimentando este blog?
domingo, 7 de febrero de 2010
Por qué deberías esposarme (I)
Esta entrada tiene contenido sexual. Pero está al final. Paciencia, querido lector.
Dice Hermana que debería pedir menos y promocionarme más. Tiene razón. Yo venga a exigir condiciones a mis esposibles y ellos sin saber el paraíso que les espera a mi lado.
Pues allá van cinco razones por las que merece la pena esposarme. Por supuesto, hay muchas, muchísimas más, pero empezamos por estas y ya iremos ampliando:
- Puedo amenizar tus veladas interpretando para ti todos los valses y algunos nocturnos de Chopin. Al piano, claro.
- Puedo hacerte reír sin contar un solo chiste. (Siempre los olvido.)
- Dado el punto número 2, tú puedes hacerme reír a mí contando el mismo chiste 30 veces.
- Puedo hacerte sentir más inteligente de lo que nunca te has sentido. Es una rara virtud que tengo; soy como un "afilaingenio" de mis interlocutores.
- Desde el primer momento en que me veas, vas a pensar, entre otras cosas, que desearías montártelo conmigo. Y cuando lo hagas por primera vez, no vas a poder pensar en otra cosa.
controladores aéreos abstenerse.
Por cierto, ¿de qué dirías que tiene forma esa nube?
lunes, 1 de febrero de 2010
Nihil prius amore
notarios abstenerse.
Y canis también, bien sûr. Pero eso ni siquiera hacía falta decirlo.
PD: Si eres notario y no te pirras por el catálogo de figuras bellas, hazme un favor (o dos): perdóname y pídeme en matrimonio.
martes, 26 de enero de 2010
¡Pediatras a mí!
Qué lleva a un médico a elegir su especialidad siempre ha sido un misterio para mí. Creo que nunca entenderé los sórdidos motivos que llevan a alguien a dedicar la vida a contener las náuseas ante aberraciones a flor de piel (dermatólogos) o bajo la piel (cirujanos). Pero los pediatras, ¡oh, los pediatras!
Acompañas a un niño a la consulta y despliegan todo su humor y su ternura (¡tienen!) para que el niño malito se ría, abra la boca o se deje pinchar. O quizá llegas una mañana a Urgencias y te encuentras a un pediatra con los ojos arrasados en lágrimas diciendo que va a dejar la profesión. Y te imaginas, claro, una desgracia terrible.
Vale, puede que haya dos o tres doctores Houses metidos a pediatra, pero esos, en el pecado llevan la penitencia: los niños son inmunes al sarcasmo. ¡Ahí les duele!
En fin, qué les voy a decir. Ah, sí, lo de siempre:
¡¡¡Pediatras a mí!!!
miércoles, 20 de enero de 2010
La vida sigue
¡¡¡Traductores de profesores nipones a mí!!!
Acerca de la imagen: Obviamente, ese culo no es el mío (más quisiera ella que tener mi culo). Es el de Scarlett Johansson y aparece al comienzo de Lost in translation.
sábado, 16 de enero de 2010
Tengo un esposible
Es posible que tenga un esposible. De momento, mientras él no aporte más credenciales que un SMS, ni busco ni dejo de buscar. A eso precisamente me invitaba mi misterioso esposible en su mensaje:
Hola, bloguera, puedes dejar de buskr. Ya me hs ncontrado. Y yo a ti...Ese era el mensaje. Mono, ¿no? Ingenioso, un punto soberbio, un punto inquietante (sobre todo -más allá del "y yo a ti", más allá de los puntos suspensivos-, por el hecho de que haya sabido que yo era yo y que conozca el número de mi móvil)... Teniendo en cuenta las alternativas que ofrece el anonimato, el mensaje resulta respetuoso y casi tierno.
Así que, de momento, estoy como el de aquel piso. Not accepting applications, al menos hasta que encuentre a mi misterioso esposible. Porque sí, él me ha encontrado. Pero yo a él... ¡No tengo ni idea de quién es! Ni siquiera sé de qué color es, si es un arquitecto bueno (el título en bondad es irrenunciable) o si es -horror- fan de Coelho. ¿Alguna pista, por caridad?
Ah, ¿había dicho ya esto:?
Bromistas abstenerse.
Con la esposibilidad no se juega.
Banda sonora del día: I'm waiting for my man
Edito:
El piso sigue en venta. Y yo sigo disponible para esposibles.
Al final resultó que el mensaje SMS era obra de una amiga, posiblemente la única persona a quien perdonaría semejante deslealtad. Eso sí, se ha ganado que su nuevo teléfono figure en mi agenda como "ESPOSIBLE" de por vida. Eso, y dos yoyas si vuelve a repetir la bromita. Repito por si no quedó claro: ¡¡con la esposibilidad no se juega!!
jueves, 14 de enero de 2010
Cuestionario
A continuación: preguntas, origen de las preguntas (siempre proceden de libros de literatura infantil) y respuestas.
1.- ¿Se puede saber quién eres y a dónde vas?
[Frank L. Baum. Espantapájaros a Dorothy. El mago de Oz.]
Soy una bloguera que busca esposo. Voy camino del altar o del juzgado.
2.- ¿Y eso es divertido?
[Michael Ende. Momo a los niños. Momo.]
Mientras no llegue al altar o al juzgado, sí.
3.- ¿Qué es una vida humana?
[Michael Ende. Hombre gris a hombres grises. Momo.]
Un milagro o un prodigioso azar (según si altar o juzgado).
4.- ¿Crees que un muerto está muerto para siempre, o crees que puede resucitar?
[Robert Louis Stevenson. John Silver a Jim Hawkins. La isla del tesoro.]
Se acabó lo del altar y el juzgado. Un muerto está muerto para siempre. Si resucita, en rigor, ya no es un muerto.
5.- ¿Qué buscas?
[Miquel Reyó. Marisa al protagonista de El tesoro del Capitán Nemo.]
Un arquitecto bueno, que no es lo mismo que un buen arquitecto. Que me quiera y a quien yo quiera querer.
6.- ¿Qué es lo que no consentirías?
[Astrid Lindgren. Tommy a Pippa. Pipi Calzaslargas.]
Me temo que consiento todo, pero estoy dispuesta a cambiar. Pienso conseguirme una dignidad para el año 2010.
7.- ¿Te cae simpática la reina?
[Lewis Carroll. Gato de Cheshire a Alicia. Alicia en el país de las Maravillas.]
¿Cuál? La reina de corazones sí.
8.- ¿Te gustan los perros?
[Lewis Carroll. El ratón a Alicia. Alicia en el país de las Maravillas.]
Confieso que me dan un poco de miedo.
9.- ¿Por qué el ocho va después del siete?
[Daniel Nesquens. Marta a papá. 17 cuentos y dos pingüinos.]
¿Por qué? Lo mismo me pregunto yo cada día cuando suena el despertador.
10.- Tengo ocho cocos, ocho monos y ocho niños. ¿Cuántos imbéciles tengo en total?
[Roadl Dahl. Truchbull a Wilfres. Matilda.]
¿Por qué esta pregunta no es la número 8? ¿Por qué la pregunta 9 no es la número 7?
11.- ¿Te has encontrado alguna vez con una bruja?
[Roald Dahl. Niño a abuela. Las brujas.]
Sí. Mi jefa durante un tiempo.
12.- ¿Crees en las hadas?
[James Barrie. Peter Pan a los niños. Peter Pan.]
Ni en las hadas ni en el hado.
13.- ¿Sabes lo que es un beso?
[James Barrie. Wendy a Peter Pan. Peter Pan.]
Estoy a punto de olvidarlo. ¡SOS!
14.- ¿Qué es el tiempo, de verdad?
[Michael Ende. Momo al maestro Hora. Momo.]
Un señor que se apellida Fugit.
15.- ¿Es así eso de ser adulto? ¿El hacer y decir cosas que no entienden los niños?
[Henning Mankell. Joel a sí mismo. El perro que corría hacia una estrella.]
Los niños lo entienden todo. Otra cosa es que los adultos hagan y digan cosas incomprensibles.
16.-¿De qué sirve un libro si no trae estampas ni diálogos?
[Lewis Carroll. Alicia a sí misma. Alicia en el país de las Maravillas.]
¿De espejo? ¿De ventana?
domingo, 10 de enero de 2010
Cosas que hacer una fría mañana de domingo
- Remolonear.
- Leer a Philip Roth.
- Hacer un plano de obra (maestra, claro).
- Asomarse a la ventana y decidir que hoy no, de ninguna manera, hay paseo en bicicleta.
- Despiojarse.
- Buscar en vano comentarios de esposibles, a poder ser arquitectos.
- Escuchar Sunday Morning y decidir que, una vez más, la imagen de un post será un plátano. Qué demonios. Todo sea por la Velvet.
- Rechazar un viaje a Moscú.
- Calentar el cocido de mamá.
- Sentirse audaz al etiquetar esta entrada como "sexo oral". Todo sea por el plátano de la Velvet... y por aumentar el tráfico.
miércoles, 6 de enero de 2010
Parecidos razonables
Muchos sospecharán. Esta chica tan divertida, tan culta, tan inteligente, tan humilde… algo tendrá. ¡Es un callo malayo!
Por eso me considero en el deber de aclarar este punto. ¿Y cómo hacerlo sin resultar vanidosa? Ah, ya, referencias: mi abogada dijo que yo era “muy guapa y muy dulce”, mi psiquiatra también -él dijo “bella por fuera y por dentro”- y hace poco una ilustre artista, que no era de mi familia, me hizo un retrato (soy la inspiración en persona, una musa en mí misma). Ah, y aún tengo abuela, lo que avala mi modestia y, de paso, mi tierna edad; eso, o unos genes a prueba de bomba, que tampoco es nada desdeñable.
¿Qué más? ¿Qué más? Ah, sí, a lo largo de mi cortísima vida (pero-qué-joven-soy) me han dicho no pocas veces que me parezco a Kate Moss y a Katherine Hepburn. Bueno, antes de que Hermana lo revele en los comentarios, confesaré que también dijeron que me parecía a Juan Tamariz, el mago. ¡Pero en esa época era víctima de la permanente y además lo decían porque llevaba un violín! Bueno, sí, y también se dijo que me parecía a Bela Lugosi, pero ese fue mi hermano, y entonces los dos éramos monstruosos adolescentes.
A la que sí me parezco es a una de las hijas del último zar de Rusia. Soy igualita, igualita. Tan igualita que prefiero no revelar si es Olga, María, Tatiana o Anastasia, porque eso sería como perder el anonimato.
¿Cómo te quedas, eh?
Ya, algo preocupado al saber que tengo abogada y psiquiatra, dices.
Fruslerías. Y yo que creía que ahora mismo estarías fascinado al enterarte de que toco el violín…
¿Que te sigue dando miedo? Pues mira lo que digo:
Cobardicas abstenerse.